“(...)la publicidad no debe ser abolida. Pero debe ser REFORMADA”

OGILVY, David, Confesiones de un publicitario, 1963.

Siento estropearos el final pero así acaba este clásico de la publicidad. En él Ogilvy, más que contar, aconseja acerca de cómo dirigir una agencia y cómo redactar anuncios. Aunque mucho de lo que se dice ya no tiene validez en nuestros días, no tiene desperdicio y continúa siendo un básico en las lecturas de todo aquel que quiera dedicarse a la publicidad. Un libro escrito durante los primeros pasos que daba la televisión como soporte para anuncios que sigue siendo válido en un 80% en el mundo de hoy. Despierta a la reflexión (ya sé que soy pesadita con el tema): ¿qué pasa con la publicidad que no es capaz de seguir el ritmo cambiante de la sociedad y los avances tecnológicos en el ámbito de la comunicación?

Ogilvy ya hablaba de un cambio drástico en la publicidad, principalmente en televisión, refiriéndose a lo molesto que resulta la interrupción de la programación con cortes publicitarios. 40 años el bombardeo de spots, telepromociones, microespacios,…, es tal, que para ver una peli que dura 90 minutos nos pasamos toda la tarde delante del televisor. La solución, realizar anuncios, no invasivos y conseguir que el propio público participe en las campañas y consiga divertirse con la marca en cuestión.

Especialmente recomiendo el Capítulo X, “Sacudiendo al árbol (consejos para los jóvenes)”, que se puede resumir en que la clave del ascenso a la cumbre es la especialización y el trabajo duro (siempre pendientes de esa oportunidad en la que demostrar lo que valemos). Los consejos acerca de cómo pasar las vacaciones (también incluidos en este capítulo) tampoco tienen desperdicio: cambio de aires, lectura de un libro por día y que tu principal hobby no sea otro que, la publicidad. Así, que ya ves, si la publicidad no es lo que más te gusta deberías plantearte cambiar de profesión.
El éxito de la agencia y del publicitario se puede resumir en 3 “ies” (mías, que siempre queda bien utilizar iniciales para todo, reglas nemotécnicas al poder): Investigación (de los mercados y del consumidor), Intuición (no limitarse nunca a un cúmulo de datos científicos y utilizar el sentido común) e Insistencia (no rendirse ante los avatares del destino y luchar siempre).
Y por último, el sentido del humor que no falte, y una anécdota que Ogilvy cuenta en el libro y me ha hecho especial gracia. Una conversación presuntamente escuchada en un autobús: “Querida Molly, yo habría comprado esa nueva marca de jabón de tocador si el anuncio hubiese estado compuesto en Futura del cuerpo 10”. Si no sabes de qué va, léete el libro.

1 comentarios:

Dirty Clothes dijo...

He llegado al blog desde la revista notodofilm y me ha molao mucho. Seguiré leyéndolo e intentaré poner en práctica los consejos sobre publicidad vertidos en él. Un saludo¡¡¡¡

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